Debido a la falta de autonomía de las personas dependientes, uno de los aspectos más delicados de la atención y el cuidado de las personas con dependencia es la ayuda o supervisión para su movilidad. Este hecho es fundamental para la salud de la persona con dependencia por el importante riesgo que supone la inmovilidad. Es de vital importancia realizar estas movilizaciones correctamente para garantizar el bienestar del paciente. Una mala postura o movimiento a la hora de hacer una maniobra con una persona inmovilizada, puede ser el origen de un problema de salud para la persona cuidadora.

Este apoyo es importante para el cuidado de la piel, para facilitar la digestión e ingesta de alimentos, mantener el sistema osteoarticular, favorecer la circulación sanguínea y promover la independencia y la relación social.

Para la realización de estas movilizaciones se requieren una serie de técnicas que preserven la salud de ambas partes: cuidadora y paciente. Es preciso mantener una higiene postural, para lo cual se mantendrá la espalda recta, se flexionarán las rodillas y se contraerá el vientre. Es recomendable aproximar el cuerpo cerca del peso a mover y emplear la fuerza de varios miembros para repartir los esfuerzos por diferentes músculos. Son los músculos de las piernas los que deberían soportar mayor peso.

Estas medidas ayudan a mejorar el estado físico y psicológico de la persona con dependencia y contribuyen a disminuir el riesgo de que sufra problemas como la flebitis, estreñimiento, insomnio o infecciones respiratorias.