La Reanimación cardiopulmonar o cardiorespiratoria, conocida como RCP puede salvar vidas pero hay que conocer la técnica para realizarla de forma correcta y en el momento oportuno. En primer lugar debe comprobarse el estado de consciencia pellizcando en la clavícula o dándole conversación para la reacción.

En caso de no respuesta, se comprobará la respiración poniendo la oreja a la altura de la boca y observando el movimiento del pecho. Ver, oir, sentir son las claves para saber si es conveniente o no realizar el masaje cardíaco. El orden sería proteger, avisar y mientras llegan los servicios de emergencia socorrer al paciente.

El masaje cardíaco para un adulto consiste en 15 compresiones en la zona del pecho por dos insuflaciones llegando a cien o ciento veinte por minuto.
Para realizarlas hay que hacer la maniobra frente-mentón, que consiste en taponar la nariz y comprobar que el aire lega a los pulmones. El objetivo es asegurar la oxigenación de los órganos vitales y que recupere el pulso. Es un ejercicio bastante intenso por lo que si se alarga la llegada de los servicios sanitarios, tendrán que turnarse dos o más personas.

Las alumnas del taller de Atención Sociosanitaria a personas dependientes practican la RCP en el aula en el marco del módulo formativo de Intervención en la atención sociosanitaria en instituciones.